

Estos días ha sido motivo de una gran satisfacción para mi publicar el primero de mis microdocus, pero… ¿qué es un microdocu? Creo que lo mejor es explicar el proceso:
Primero, se me presenta la oportunidad para hacer un pequeño trabajo de fotografía documental. Eso no significa estar esperando en el sofá. Significa buscar activamente esas oportunidades, observando el entorno que me rodea, los entornos que rodean a otras personas, enlazando ideas, uniendo cabos que me hagan llegar a una problemática, un momento de intimidad, una curiosidad, algo visualmente interesante sin más, o lo que sea que piense que puede estar bien investigar, capturar y compartir. Algo que puede ser modesto, sencillo, sí, pero tomado tan en serio como si tuviera que viajar durante meses por medio planeta. Y como todo proyecto documental, requiere de ciertas pesquisas, contactos, entrevistas, coordinación de agendas, horas delante del ordenador y todas esas cosas que no se ven en las fotos, tanto antes como después de hacerlas. Después de apretar ese botón en la cámara un montón de veces, todavía queda trabajo por hacer. Un proceso que empieza en el momento en que le vuelvo a poner la tapa al objetivo y que deriva en lo más importante de todo, que es compartir esas imágenes contigo.
Según sea el resultado de uno de estos proyectos y te encuentres con un puñado de fotos finales o tal vez con cientos de ellas, se estudia la forma de compartirlas y según el caso pueden acabar siendo un fotolibro, un reportaje en una revista, una exposición… Sin embargo, ¿qué podría hacer yo con estos pequeños proyectos, estos documentales chiquititos? Así es como se me ocurrió la palabra «microdocu». Podría ser algo así como una versión «mini» de un fotolibro. Una mini revista. Lo suficiente para alojar esas imágenes y contar esas historias. Con ello en mente, me propuse crear uno de estos microdocus cada cierto tiempo.
La intención se convirtió en un momento emocionante al publicar en enero de 2024 esta primera entrega. En esta ocasión, el reportaje nos acerca a la calidez de una pequeña clase de dibujo y pintura en el barrio de El Ingenio, muy vinculado a mi propia familia. De ahí su título, «Creando con arte». Recoge veintidós fotografías a lo largo de veinticuatro páginas en formato A5.
¿Cómo se consiguen estos microdocus? La vía recomendada, porque creo que sirve mejor como reconocimiento al extenso trabajo que hay detrás de cada proyecto, es con una aportación a través de la plataforma Patreon. Por una suscripción de 5 euros al mes, puedes descargar en PDF los distintos microdocus que vayan publicándose en tanto mantengas esa suscripción. Si la suscripción es de 10 euros, entonces los recibirás en formato físico, que es la forma en que se ha concebido desde un primer momento. A pesar de que nos atiborramos de cientos y cientos de imágenes al día en redes sociales, la mejor forma de apreciar la fotografía sigue siendo pasear por ellas con calma, sobre una mesa o sosteniéndolas con nuestras propias manos sin ningún dispositivo electrónico de por medio. Por eso, la versión en papel también se puede conseguir en la tienda de esta web o bien comunicándote conmigo directamente; en persona, por email, etc.
Estaré encantado de saber qué impresión os merece.